A Kaspar (DANAT )
(Mención Especial del Premio UNESCO DE FOMENTO DE LAS ARTES 1992)
Estreno
Expo ´92 Teatro Central, Sevilla
Coreografía y Dirección
Sabine DahrendorfAlfonso Ordóñez
Escenografía
José Menchero
Vestuario
Antonio Belart
Música
Juanjo Ezquerra
Iluminación
Evaristo Valera
Sonido
Albert García
Intérpretes
Sabine Dahrendorf, Alfonso Ordóñez, Beatriz Fernández ,Iosu Lezameta, Susanna Castro, Amalia Cabeza , Alejandra Tugués
Co-producción
- Expo 92 Sevilla
- Festival Olimpic de les Arts Barcelona
- C.N.N.T.E. Madrid
- Théâtre de la Ville de Paris
- Internationales Sommerfestival Hamburg
- Festival Iberoamericano de Hamburgo-Colonia
Subvención
- Departament de Cultura Generalitat de Catalunya
- Area de Cultura-Ajuntament de Barcelona
- I.N.A.E.M. Ministerio de Cultura
Actuaciones
Olimpiada Cultural Barcelona; Sommerfestival Kampnagel; Movimientos ´92 Colonia ; Théâtre de la Ville Paris; Encontros Acarte 92 Lisboa; Madrid en Danza, Sala Olimpia; Donaufestival Krems; Theaterzwang Dortmund; Teatro Emperador , León; Mercat de les Flors , Barcelona; Festival de Danza Castelldefels; Teatro Liceo Salamanca; Festival Molina de Segura; Teatro Monumental, Mataró.
Porque pienso , cómo se halla tanta belleza en el mundo y qué duro es para mí haber vivido ya tanto tiempo sin haber visto nada de esto, y que feliz son los niños, que todo esto podían contemplar desde sus primeros años y aún pueden continuar viéndolo, yo soy ya tan mayor y aún me queda por aprender lo que ya conocen los niños hace mucho.
Me gustaría que nunca hubiese salido de mi jaula; quien me metió ahí, me hubiera tenido que mantener encerrado ahí; así no hubiera sabido nada de eso y no hubiera echado de menos nada y no hubiera sentido pena de esto, de que no he sido niño y he venido tan tarde al mundo.
Kaspar Hauser (a sus cuatro años en sociedad)
Ansbach 1832
El huérfano de Europa, Kaspar Hauser ha sido y sigue siendo el misterio que sin resolver su enigma , aun provoca asombro. Estupefacción y malentendidos ante la corta vida de una persona , que después de cautiverio apareció a los 18 años en 1828 desamparado en una plaza en Nuremberg con un papel en la mano , que revelaba las siguientes palabras: “quisiera ser como aquél , que otra vez fue”.
Peter Handke escribió en relación a este destino manipulado de un casi niño salvaje su conocida obra teatral Kaspar Hauser, dando expresión a este vinculo frágil entre lenguaje y nuestro saber del mundo.
“...todo lo que está en orden , lo está . Porque me digo, que está en orden...” (Kaspar Hauser. Peter Handke)
Kaspar Hauser fue utilizado en su tiempo como una especie de conejo de indias, aturdido, bajo constante observación hasta las mismísimas entrañas.
Le contaminaron en tan poco tiempo con “lo humano” hasta su asesinato, convirtiendo en misterio su historia y a él, en figura enigmática.
Toda la compañía viajo en 1991 a los misteriosos lugares en Alemania para visitar el castillo donde estuvo encerrado de niño, y a la ciudad donde le seguían teniendo preso en una torre.
Nunca olvidaré la noche de luna llena estando frente a este pequeño castillo, donde se hallaba esta especie de calabozo .Era una noche transparente en su oscuridad, y tremendamente helada, imaginando ahí dentro encerrado a Kaspar jugando con lo que se cuenta que era su único juguete , un caballo de madera.
La idea de lo nombrable, la relación entre palabra y mundo, entre palabra y movimiento nos llevó a inventar una especie de alfabeto , un juego sencillo atando de la a a la z a cada letra una palabra que nos sugería a su vez un movimiento en relación a lo que nos imaginábamos que había sentido Kaspar.
Con esto empezábamos a escribir moviéndonos, “escribiendo” nuestros nombres. Así se empezaban a cristalizar breves unidades en movimiento que tenían de trasfondo algo de lo sensible de Kaspar ,pero a la vez estaban enlazadas a nuestra presencia .
Comenzamos a alterar estas “firmas” en movimiento, pequeños intentos de manifestar identidad, como pasa en realidad con las firmas sobre papel , nuestra manera de realizar el escorzo, cuando nos hacemos mayores.
Otra de las experiencias casi anecdóticas fue una visita nocturna en estas noches de museos abiertos en Nuremberg y visitamos el museo de los juguetes. Extraño ambiente todo un mundo en miniatura.
La idea era construir un espacio escénico , invento de gran ingenio de José Menchero, como un gigante carrusel, mejor dicho, solo usando una plataforma redonda de gran medida, que giraba encima de unos raíles que hacían un ruido pavoroso, que acompañaba los movimientos. Arrancábamos este suelo giratorio por fuerza de nuestro propio empuje. Intentando mantenerse de pie encima de esta superficie en movimiento, nuestros saltos se convirtieron en un constante estar echado hacia atrás, un avanzar era imposible.
Una especie de torre inmensa se hallaba al final de esta plataforma y se dejaba abrir y desplegarse como un tríptico.
Una torre en donde Kaspar o los Kaspares estaban encerrados, expuestos a ser espiados.
Los movimientos parecían simples, tan simples, que en algún contexto de actuaciones chocaban con lo que se consideraba una ejecución virtuosa de la danza. No era nuestra intención brillar por haceres acrobáticos, teniendo la referencia del verdadero protagonista de la pieza y su historia.
Soledades bailadas entornillándose en un propio destino, movimientos repetitivos como intentos de despegar, desdoblamientos sin posibilidad de avance. Atados en los propios esfuerzos. Al final una falsa tumba para una vida sin porvenir.
Lo cierto es que esta especie de vivencias antes de encerrarse en un espacio para ensayar hacían que existiese una conexión muy especial con lo que se estaba empezando a elaborar como espectáculo, manteniendo con vida estas sensaciones también durante las actuaciones.
Existe un pequeño dibujo , como huella , que adorna la ropa de nuestras camisas. Puede ser el atisbo de una vacuna que identificó este adolescente; que fue encontrado en 1828 en una plaza en Nuremberg, en el lunes de Pentecostés como niño de ricos, o imagen recordada de una planta hecha de hierro , que Kaspar vio entre las barras de hierro que cerraron la ventana de su prisión durante el largo cautiverio que vivió.
Son unos de los muchos detalles que forman parte de la vida, de la increíble historia de Kaspar Hauser.
Nuestro trabajo es solo un aspecto más sobre la inercia que le estaba impuesta a padecer. Su historia provocó la curiosidad de mucha gente en proyectar sus propias interpretaciones sobre el destino de Kaspar.
No somos fieles a su biografía “falseada”, ni tomamos postura de querer saber la verdad sobre el enigma de Kaspar Hauser y si son ciertas las muchas cosas que se cuentan hasta hoy en día sobre el.
Nos sorprende las desproporción de “hacer” nacer a alguien a sus 18 años y enfrentarle con el ruido inmenso de lo que le rodeaba y su propio intento de conseguir un pequeño orden para establecerse dentro de este mundo veloz.
Nuestros movimientos nacen de un sentimiento asustadizo , de alerta y de auto protección, que se contrastan con el ímpetu y la fuerza de los caballos a galope . Kaspar adoraba a los caballos.
Elaboramos esta escritura personal , como una manera de alfabeto corporal , que después nos permitió combinarse en infinitas expresiones.
Debajo de nuestros pies la tierra gira, evita que avancemos, y nos absorbe con su inercia. La torre como un lugar de retención, por encima de todo ofrece un espacio de ser observado, por otro lado una especie de castillo, de muros inmensos que no dejan que se consolide el trono robado.
Cada uno de nosotros es Kaspar Hauser ,todos forman parte de el, con lo poco que se puede llegar a entender de alguien que ha caído en el mundo ya hecho.
(Sabine Dahrendorf)