Estreno
Centre Cultural Sant Cugat (preestreno) , Pati de les Dones CCCB, Grec 95, Barcelona
Coreografía
Sabine DahrendorfAlfonso Ordóñez
Espacio escénico
Deborah Chambers
Vestuario
David Valls
Música
Gringos(Josep Sanou)
Sonido
Albert García
Técnico de escena y montaje
Manuel Ángel López
Iluminación
Evaristo ValeraSabine Dahrendorf
Intérpretes
M. Ángeles Angulo, Susana Castro, Marina Serrano; Sabine Dahrendorf, Iosu Lezameta, Alfonso Ordóñez, Mario García Sáez, Ricardo Salas
Co-producción
- Festival Grec 95
- Centro Andaluz de Danza
- Cultural Salamanca 95
- Centre Cultural Sant Cugat
Subvención
- Departament de Cultura Generalitat de Catalunya
- Area de Cultura-Ajuntament de Barcelona
- I.N.A.E.M. Ministerio de Cultura
Actuaciones
Teatro Central , Sevilla; Festival de Teatro Logroño; Teatro Barakaldo; Teatro Cervantes ,Málaga; Teatro Principal ,Zaragoza; Teatro Fonseca ,Salamanca; Dansa Valencia 96 ; Sala Olimpia , Madrid; Teatro Mella Habana, Cuba
Lo que en el anterior espectáculo Ottepel se quedaba oculto detrás aquella puerta, donde una luz calida invadía el espacio siempre que alguien tímidamente la dejaba entreabierta fue el motor para nuestra siguiente pieza Jinetes de Peces sobre la Ciudad que estrenamos en el marco del Grec 95.
Las Ciudades invisibles de Italo Calvino nos sirvieron de compañero de viaje . Otros referentes los seres inventados, las creaturas de El Bosco.
Extrema luminosidad , perdiéndose en mil reflejos, una constante maquinaria humana donde se cristalizaban pequeños momentos muy íntimos . Movimiento como una especie de un constante centellear, luminosidades que se transforman en un caleidoscopio imprevisible, atrayendo al espectador.
La música compuesta por el grupo Gringos parece surgir de este engranaje de movimientos, de una maquinaria humana que en algún momento se transforma en algo nítido y concreto, en pequeñas joyas sonoras, en todo un palimpsesto sonoro de referencias.
(Sabine Dahrendorf)
“Hombres suspendidos como nocturnos murciélagos de ligeras estructuras metálicas en el sobrio despertar de una ciudad contemporánea ; obreros que regresan de su agresiva faena ante la maquina infernal que les da sustento y les quita energías; mujeres que se resisten a la constante violación de sus vidas físicas y espirituales ; convertidas en muñecas que vuelan sobre las cabezas cotidianas. Estos son los seres de carne y hueso que inundan el espacio escénico en Jinetes de Peces sobre la Ciudad .
Con estas criaturas cotidianas , reales y tangibles como nosotros mismos , Sabine Dahrendorf y Alfonso Ordóñez han estructurado un espectáculo de una hora que refleja toda la violencia , la fuerza, la soledad y también la sombría poesía – oculta entre los barrotes de las escaleras de incendio y las paredes metálicas- que lleva implícita la pedestre realidad de cualquier megalópolis de fines del siglo XX.
Toda la obra resulta una oda a lo umbroso y terrible de la deshumanizada existencia que las sociedades postindustriales imponen al hombre, quien aún en sus momentos más tiernos e íntimos se ve obligado a repudiar y a repeler.
Los ciudadanos de Jinete pueden encontrarse en San Francisco, Barcelona, Düsseldorf o también –por que no- en La Habana , y Danat los trae no con la clásica imagen del bailarín espigado y la bailarina filiforme, sino con toda la diversidad física del más profundo realismo cotidiana: altos y bajos, rollizos y magros, morenos y rubios , pero todos con idéntica energía, desafiantes y puestos sobreaviso ante la competencia o la inseguridad de un asalto , la perdida del empleo, el desalojo del hogar y un interminable etcétera ..
Hay una desgarrada franqueza en los coreógrafos , muy preocupados por evitar la poética edulcorante reiterando los motivos de rechazo, lucha y desilusión. La imagen del parto entre la multitud , que posibilita la salida de sólo una criatura, aunque breve y en apariencia simple es, en mi opinión , la muestra más fehaciente del desgarrador proceso selectivo de la actual sociedad desarrollada , pues el intento de emersión del siguiente ser es abruptamente abortado por sus propios conceptores.
Pero como en Danat hay artistas del futuro , seres ellos mismos que confían en un matrimonio entre los logros indiscutibles de la postindustrial y el sentimiento que nos hace racionales dentro de la amplia fauna de la naturaleza. Ahí esta el final cargado de poesía común y diaria, el efecto lumínico de la lluvia de arroz sobre la mujer que se bendice , a pesar de todo , por ser guía del hogar, esposa y madre. Escena que puede recordar Las Bodas de Kylian o la consagración de la primavera de Bausch , esta ultima sección abre las puertas a la esperanza hacia el tercer milenio, por donde salen los de Danat , uno tras otro, en religioso silencio.
Tienen los interpretes de Danat una disciplina y un rigor profesional. Poseen un amplio vocabulario danzarlo, formado por células reconocibles de Pina Bausch, Mérce Cunningham , Ivonne Rainer , gran apego al body contact, las artes marciales japonesas y mucho del encantador y riesgoso mundo de la acrobacia. Pero lo que los hace especiales es , sin dudas , estructura de su gramática , la disposición de esos elementos que han sabido integrar los cuales, gracias a su originalidad , los llevan a un trabajo propio y absolutamente valido.
No podría dejarse de mencionar la acertada integración de todos los elementos escénicos que, al ponerse en juego de manera armoniosa , hacen de Jinete… un espectáculo logrado y eficaz: la música de Gringos , reflejo del universo sonoro de la gran ciudad ; la escenografía de Deborah Chambers , con su apariencia esquelética, se hace dura y frío en el principio , ajea al cubrirse con amplias sabanas y discretamente festiva en el final ceremonioso; las luces de Evaristo Valera y la propia Sabine Dahrendorf , aun en los lugares oscuros, irradia dramatismo y acentúa atmosfera.
Jinete de Peces sobre la ciudad , con su titulo surrealizante , no es más que la epopeya del hombre en la desarrollada ciudad terermilénica: él es el jinete que pende como murciélago del abismo diario, quien se cuelga del farolito mortecino, quien se trepa al tejado, quien se balancea en el columpio de espalda al problema diario, y quien se rodea de arroz y vino esperando un futuro mejor. Es el ser humano quien cabalga las convulsas aguas de la megalópolis. “
( critica de Ismael S. Abelo ,La Habana , Cuba 1995 )
